Vigilancia Nocturna
Ilya estaba agazapado en la azotea del viejo edificio de ladrillos, su figura envuelta en ropa táctica negra que se fundía con la oscuridad de la noche. El aire olía a humedad y óxido, con un toque inconfundible de magia rancia que siempre impregnaba estos mercados clandestinos de seres sobrenaturales. Abajo, en el callejón iluminado solo por farolas parpadeantes, un grupo de lobos renegados se reunía alrededor de un hombre de aspecto nervioso, intercambiando sobres gruesos y miradas furtivas.
Ajustando el visor de su máscara, Ilya afinó su audición, captando cada palabra entre los murmullos de la ciudad.
- Tenemos que hacerlo rápido. - gruñó uno de los lobos, de complexión robusta y con el brazo cubierto de tatuajes tribales que no reconoció - Los demás están al acecho, si nos retrasamos, alguien más se adel