Cap. 52: Iré contigo.
—Quiero quedarme con ella —dijo Teo con decisión, aún abrazado a su madre—. No quiero dejar sola a Mara.
—No la vas a dejar sola —le prometió Amelia, acariciándole la cabeza—. Pero primero te van a revisar a ti, ¿sí?
Iker se agachó a su altura.
—Yo me encargo de que puedan estar con ella. Tú obedece a tu mamá, también deben revisarte.
Teo le sonrió entre lágrimas y asintió.
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Lisandro caminaba de un lado a otro frente a la sala de urgencias. Su camisa estaba arrugada y sus ojeras eran más profundas que nunca. Había llegado al hospital al enterarse del rescate. No sabía si tenía derecho a estar ahí, pero algo en su interior lo arrastró.
Teo y Mara dos niños indefensos habían estado en sus manos.
Pero antes de poder acercarse, el celular vibró en su bolsillo, era un número desconocido.
Sintió un escalofrío. Apretó los dientes y se alejó hacia un pasillo vacío. Miró hacia los lados. Nadie. Deslizó el dedo para contestar.
—¿Aló?
Una voz gruesa, seca, con acento cortado, se escuchó