#4:

Aiko hizo una pausa. En su opinión, era una pregunta injusta, pero aquello era como cualquier otra entrevista de trabajo y debía responderle. Literalmente si la aceptaban, se contratarían sus servicios a cambio de una compensación económica.

Llenó sus pulmones de aire y recuperó su asiento.

—Acabo de ser aceptada en un programa para obtener mi doctorado por la Universidad de Harvard, pero me han denegado la beca que solicité. Por eso estoy aquí. Me gustaría aprovechar esta oportunidad para conseguir el aporte financiero que necesito para alcanzar mis metas.

«Metas»

Hiroshi se inclinó hacia adelante.

—¿Tienes muchas metas muñequita?

Ella rodó los ojos frustrada, le miró de frente y notó que por primera vez en años el la estaba viendo. No estaba simplemente mirando en la dirección general en la que ella estaba, sino que la estaba viendo en serio. Tener toda su atención y su oscura mirada encima, era alucinante y, aunque el despacho no estaba exageradamente iluminado, temió sonrojarse de lo alterada que estaba su temperatura corporal.

—¿No tenemos todos varias metas en la vida?

Él le sostuvo la mirada. —Tal vez. Pero, ¿te motivan a diario?

—Sin ningún tipo de duda. Deseo irme a Estados Unidos y hacer mi doctorado. Soy más que una simple mujer lista, soy una mujer que sabe lo que quiere.

—Parece que tenemos algo en común.- murmuró él, preguntándose cómo se vería su hijo o hija si tuviera los enormes ojos y la inteligencia que sabía de sobra que ella poseía.

Pero, habrían demasiados inconvenientes si la aceptaba.

—¿ Estarías dispuesta a vivir conmigo durante la duración del proyecto?

«Proyecto.»

A Aiko no le ofendió su metódica visión de la subrogación; por alguna razón se sentía mejor sabiendo que era él lo consideraba un acuerdo profesional.

—¿Qué implicaría exactamente vivir contigo? Creí que llevaba años haciendo eso precisamente.

Su expresión recelosa hizo que el corazón de Hiroshi diera un vuelco, haciéndole pensar en otras cosas, en escenarios turbios y carnales que dede hacia años no imaginaba con una mujer. Y se escandalizó.

— Te mudarías a otra casa. A mi residencia permanente y nuestra convivencia sería estrictamente profesional. Se te proporcionará todo cuanto puedas necesitar, además de custodia y atenciones mientras dure el embarazo.

Aiko entró en pánico momentáneo. No sabía que tendría que vivir con él. Se sintió un poco nerviosa , y le dio la impresión de que él le decía aquello solo para asustarla. Aunque aquella sensación podía deberse a su naturaleza desconfiada.

Aiko Kimura no confiaba en nadie.

—No entiendo. No sabía que era una de las condiciones para ser aceptada. ¿Qué sentido tiene que viva contigo en otro lugar cuando siempre he vivido aquí?

—Hay ciertas cosas… que se esperan de ti durante el proyecto.

—¿Perdona?- exclamó ella, en un tono de voz alto, observándole, furiosa.

Con un poco sorpresa, Hiro se dio cuenta de lo que había dicho y cómo lo habíabinterpretado ella.

—No — dijo él de repente. —No he querido decir eso. En absoluto. Lo que se espera de ti es...- le entregó una carpeta y Aiko la tomó cautelosamente.—Aquí está todo detallado.— Ella la abrió y leyó las primeras líneas.

Lo que debería comer. Lo que NO debería comer. Lo que debería evitar.Qué cantidad de qué se le permitiría consumir. Con qué se le permitiría salir de casa, y a qué lugares. Qué vehículo le sería asignado. El nombre de su chófer personal…

—¿Chófer? No necesito un chófer.

—Viene con el puesto. Una vez que te quedes embarazada, tu seguridad y salud serán mis máximas prioridades.

Aiko sintió que se detuvo corazón el corazón. «Embarazada.»

Aquella locura se estaba convirtiendo en realidad. Estaba delante del hombre que había amado desde su infancia, un hombre que irradiaba energía, vitalidad y fuerza. Un hombre peligroso, y ella tendría que gestar su bebé. Se iba a quedar embarazada; le iba a engordar la barriga y el bebé se iba a mover dentro de ella( el bebé de él).

La entrevista de repente adquirió un matiz muy íntimo, al menos para ella. Y se mordió el labio solo de pensar en la forma natural en que se conciven los bebés.

Desvió la mirada,reprendiéndose mentalmente por pensar en aquello, e intentó alentarse a sí misma para escapar de aquella atmosfera lujuriosa en la que sencintraba. Aún no la había contratado; sólo le estaba proporcionando una idea de lo que representarían los próximos meses si era aceptada.

—En ese caso,respondiendo a tu pregunta anterior, no me importaría vivir contigo durante la duración del embarazo.

—Estupendo.— Susurró Hiroshi, con la sangre corriendo por sus venas y sintiéndose entusiasmado por primera vez desde que había comenzado la búsqueda, sin embargo mantuvo su rostro inexpresivo. —Mi gente se pondrá en contacto contigo, en caso de que decida contratarte. Muchas gracias por tu tiempo.

* * *

Hiroshi volvió a llamar a su jefe de guardaespaldas, quien le informó que todavía no tenían todos los resultados. Para entonces, estaba convencido de que los resultados de ella arrojarían que tenía una salud perfecta.

«Aiko era la elegida.» Lo sentía de manera instintiva.

Había entrevistado a otras mujeres durante los últimos dos días, pero descubrió que ninguna le parecía adecuadas además nadie había demostrado las agallas y la confianza en sí misma como Aiko.

Su equipo de médicos ( aquellos cabrones incompetentes)no tenían ninguna prisa por procesar los análisis para poder dar la búsqueda por concluida.

Una hora más tarde, alguien llamó a la puerta de su despacho, y el representante del equipo médico que había contratado especialmente para el proyecto, entró y se aproximó al escritorio deslizando un documento sobre él.

—El informe detallado de la Srta. Kimura.

Hiro lo abrió y frunció el ceño. —No esperarás que lea todo esto. Dime si es apta o no.

El doctor retrocedió ante aquel inesperado ataque de impaciencia. —Es completamente apta, Señor. De hecho, la ecografía ha mostrado que sus ovarios están excepcionales sanos, la concepción no debería suponer ningún problema.

Hiro suspiró, inhaló y exhaló el aire de forma relajada por primera vez en los dos últimos días. Asintiendo con la cabeza, despidió al hombre y llamó a Kai para darle instrucciones con el fin de que le informara a Aiko que había sido aceptada. No tendría que hacer nada en su piso, sólo quedarse sentada y dar órdenes mientras el servicio de mudanzas empaquetaba sus cosas.

Dedicó la siguiente hora a repasar su historial médico y a pensar en ella. Le intrigaba el tipo de mujer que era, era cierto que se conocían desde hacía años, pero nunca le había prestado tanta atención y si era sincero, admiraba sus motivos para llevar a cabo la surrogación.

La mayoría de las candidatas no habían estado muy seguras de sus motivaciones para ser madres subrogadas, lo que le hizo sospechar que sólo les importaba el dinero. Para Aiko también se trataba de dinero, pero lo iba a utilizar como trampolín para continuar sus estudios. En muchos aspectos, era como él, haciendo todo lo posible por conseguir lo que quería.

Hiroshi Yamamoto sonrió ampliamente por primera vez en dos largos años. Sentía curiosidad por saber hasta dónde era capaz de llegar la muñequita con tal de conseguir lo que quería.

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