Miller nunca había experimentado lo que ese beso le estaba haciendo sentir, era ilógico enamorarse de alguien que apenas conocía, nunca le había pasado algo igual.
—Estoy en el cielo — dijo separándose de Tara y aún con los ojos cerrados, ella estaba igual que él, desorientada y con sus pulsaciones a mil. — Me encantas Tara. — ella solo pudo sonreír y asentir.
—Creo que el sentimiento es mutuo — Miller solo pudo sonreír, mientras su corazón latía muy fuerte.
—Mi padre siempre fue un alcohólico que le nos pegaba, Maddie, siempre se metía, prefería que fuera a ella a la que golpearan antes que a mí, mi madre nos abandonó, luego mi abuela nos dijo que ellos habían muerto y se hizo cargo de nosotras, no abuela y Maddie son mis héroes, ellas me inspiran a ser mejor ser humano. — Miller había sentido mucha rabia al saber lo que ese hombre les había hecho y también se enorgullecia de Maddie, eso que hacía por su pequeña hermana hablaba muy bien de ella.
—Eres un gran ser humano cielo, tú