Beca se mantiene prácticamente en shock, frente a ella se encuentran tres mujeres hermosas y distintas en igual medida.

La primera que la había saludado era una mujer chaparrita, gordita de unos cuarenta y cinco años y con un rostro tan jovial y amable que incluso llegaba a sentir que la conocía desde antes.

Después se encontraba una mujer de cabello corto, ojos grandes y negros, piel clara y muy delgada con una sonrisa que parecía tatuada en sus labios.

Y por último una chica joven preciosa pelirroja, con los ojos más negros y profundos que Beca hubiera visto jamás.

Todas emanaban un aura de amabilidad, cortesía, esperanza… La verdad que nolo sabía identificar aun.

— Bienvenida Luna— dice de nuevo la mujer que parecía mayor— bienvenida al grupo Las hijas del Alba.

La piel de Beca se erizó por completo y de forma automática apretó el dije que seguía en la palma de su mano como un recordatorio que esa era la razón por la cual estaba ahí frente a ellas.

— ¿Qué es todo esto?— cuestiona