Alison intentó leer un poco de informes físicos que estaban en su escritorio, y revisó la portátil que tenía infinidad de carpetas para, al menos, acostumbrarse a la idea de que tenía que hacer algo por la mañana.
Había muchos números, cosa que no le disgustaba porque le encantaba la contabilidad y administración desde que tenía juicio, y aunque no había estudiado una carrera, veía varios videos de YouTube que le hicieron entender mucho de la rama.
En el momento en que se hizo la hora del almuerzo, y de que no vio más al magnate en la planta alta del edificio, se levantó sabiendo que debía volver al apartamento para poner al corriente a Jane de su día.
Pero nada más salió de la oficina, una llamada de su parte estaba titilando en su teléfono.
—Hola… —saludó.
—¿Estás