Nina:
Escucho como alguien solloza. Abro mis ojos y me recargo en los codos. La habitación está muy oscura, no puedo ver nada. Mis ojos tardan en acostumbrarse pero al final miro a Anker a mi lado con los ojos cerrados y apretados, sus puños presionan las sabanas y el colchón.
—Nina… —llama pero aún no logro enfocar muy bien la mirada.
—Anker —le llamo pero no contesta, las lágrimas corren por sus ojos—. Anker.
Llamo de nuevo y toco su pecho, está hirviendo, Sin previo aviso, sus ojos se abren asustados, me mira una y otra vez como si no creyera que estoy frente a él. Alzo mi mano y acaricio su mejilla cubierta por su abundante barba.
—Nina… —me arropa con sus brazos y siento como cae en mi hombro sus lágrimas.
—Estoy aquí —me pega a su pecho desnudo bruscamente—. Anker… es mu