¡En esos momentos me sentía como un completo idiota a causa de esa mujer! ¿Cómo se le ocurrió insinuar algo tan horroroso como ser mi abuela?
—Pensé que todo lo podías tener bajo control —me comentó mi hermano Mariano, acercándose a mí.
Yo lo miré y lo fulminé con la mirada. Victoria se me estaba saliendo por completo de las manos y eso era muy irritante.
—Ella solo está siendo cortés —dije, mirando a Victoria, que estaba sentada en la misma mesa que mi abuelo, sonriéndole de oreja a oreja, mientras mi abuela la miraba como si ella fuera la mujer más hermosa del lugar.
—Si no haces algo pronto, la veremos por aquí —dijo Mariano.
Respiré profundo y caminé a la mesa donde estaban los dos. ¡Jamás permitiría algo así! Eso sería una abominación.
—¿Puedo hablar contigo un momento? —le pregunté a Victoria.
Ella levantó la mirada y me sonrió.
—Por supuesto.
Ella se levantó y le dijo a mi abuelo coquetamente que pronto regresaría. Yo la agarré fuertemente del brazo y la llevé escaleras arriba;