Mundo ficciónIniciar sesiónRobin se incorpora un poco, apoyándose en su codo, y me mira por unos segundos. Es la misma cara que puso cuando decidió que íbamos a salir juntos, sin importar que yo le dijera que no estaba lista para una relación.
—¿De veras Robert es tan bueno? —pregunta de pronto. —Sí, créeme, es excelente en lo que hace —contesto, feliz de al fin poder traer a Robert conmigo, aunque ahora a lo mejor no tengo empresa. —Muy bien —y como si adivinara mi preocupación—. Le daré trabajo yo también. —¡Pero si a ti lo que te sobran son trabajadores! —exclamo, aunque esté llena de incertidumbre. Me río, pero no porque me dé gracia, sino porque la situación es tan absurda que no sé qué más hacer. Me tapo la cara con las manos, sintiendo cómo el cansancio me pesa






