Mundo ficciónIniciar sesiónCierra la puerta tras él y se acerca a mi escritorio, deteniéndose lo suficientemente cerca como para que mi espacio personal deje de existir.
—Quiero disculparme si te hice sentir incómoda esta mañana —dice, aunque su mirada dice todo lo contrario: que cada movimiento suyo estuvo calculado para descolocarme.—Robin, no tienes que disculparte —bajo la mirada a mis papeles, rogando a cualquier deidad celestial que reine en mi autocontrol—. Podemos dejar lo que pasó atrás y enfocarnos en nuestro trabajo, ¿te parece?—¿De verdad quieres dejarlo atrás? —pregunta, inclinándose ligeramente hacia mí, dejándome atrapada entre su mirada y mi realidad—. Porque yo no quiero. Eres mi mujer.¡Maldita sea, este hombre no es real!—Robin… —empiezo a hablar, pero me interrumpe con esa maldita sonrisa que debería






