Mundo de ficçãoIniciar sessãoAún estoy temblando. El susto que me llevé al ver a aquellos hombres acercándose a mí en medio de la noche todavía resuena en mi cuerpo. No soy una cobarde, pero, ¿qué mujer no se aterrorizaría al ver a cinco hombres, en medio de la noche, en una calle desolada, acercándose a ella de manera amenazante?
Tomo el vaso de agua que Robin me ofrece. Mi pie se mueve nerviosamente bajo la mesa, una danza inquieta que refleja mi estado interior. Él está sentado frente a mí, con una mirada de preocupación marcada en su rostro. Es una cara amable, pero no puedo evitar sentir un poco de desconfianza. Después de todo, ¿no es extraño que apareciera justo a tiempo?—¿Qué hacías sola, a esta hora de la noche, en esta calle, Ema? —me pregunta. Aunque habla suavemente, en su tono existe un subyacente reproche que no pude ignorar.—






