CAPÍTULO 47: EN CASA.
CAPÍTULO 47: EN CASA.
El auto se detuvo frente a una imponente casa a las afueras de la ciudad. Era una enorme mansión rodeada de árboles, con un jardín perfectamente cuidado que parecía no tener fin. Zoe siguió a Gabriel adentro, maravillada por el tamaño del lugar.
Apenas cruzaron la puerta, fueron recibidos por el ama de llaves, una mujer de cabellos grises y mirada atenta.
—Bienvenido, Gabriel —dijo la mujer con una sonrisa cálida—. Tu padre está en camino, no debe tardar mucho.
El pequeño asintió y, al ver a Zoe, el ama de llaves frunció un poco el ceño, como si la pequeña le resultara familiar. Sin embargo, dejó esa sensación de lado y le sonrió con ternura.
—¿Y tú, angelito, cómo te llamas?
—Es mi nueva amiga, abuela Magda —respondió Gabriel, orgulloso—. Se llama Zoe.
La señora Magda se agachó frente a Zoe, extendiendo su mano con gentileza.
—Eres muy hermosa, Zoe. Y como hoy estás de visita, voy a prepararte tu plato preferido. ¿Qué te gusta?
La pequeña sonrió, un poco apenada