La tarde transcurrió entre tienda y tienda, a pesar de no haber comido, Alejandrina no sentía apetito, fingió ante su prima que estaba más animada pero no era así, ella seguía sintiendo ese pequeño dolorcito en el pecho, del centro comercial Alejandrina se negó a que su prima la llevará a la mansión Mendoza, ella no sabía si quería regresar ahí pero no lo dijo

Después de despedirse de Valeria, Alejandrina tomó un taxi y le pidió que la llevara al hotel que era uno de sus favoritos EL IMPERIAL era un hermoso y lujoso hotel al que solía ir de vez en cuándo, sobre todo cuando necesitaba escribir, ese lugar por extraño que pareciera le ayudaba a despejar su mente y a escribir más fluidamente

Cuándo llegó a la recepción pidió la habitación de siempre, por suerte estaba disponible, le gustaba esa por qué tenía vista a la alberca que estaba iluminada con lámparas de colores, el escenario que parecía de fantasía era mucho de su agrado

A lo lejos Alejandrina pudo ver a un grupo de guardaespald