MI DESTINO EN JUEGO
MI DESTINO EN JUEGO
Por: Ara Yi
CAPITULO 1 TODO POR TI

Diez de la mañana, Suite del Hotel Victoria al Norte de México…

Una mujer abrió poco a poco los ojos tratando de ajustarse a la luz que entraba por la ventana, ella parpadeó varias veces, tenía un fuerte dolor de cabeza, un sabor amargo en su boca y los labios resecos, al sentarse notó que no llevaba ropa, giró su mirada hacia el otro lado de la cama, tratando de recordar qué había sucedido, fue cuando se encontró un hombre dormido boca abajo desnudo.

Ella se asustó en el momento, empezó a hiperventilar, busco su ropa por el lugar, pero no había nada, ni siquiera la del hombre.

El hombre empezó a moverse, tenía el mismo estado que la mujer, trató de incorporarse apretando su cabeza.  Con los ojos entrecerrados observó a la mujer a su lado. “¿Qué...?” Desorientado la reconoció, pero no el lugar.

Ella se levantó cubriéndose con una de las sábanas.  Estaba a punto de hablar con el hombre en la cama sin embargo no tuvo oportunidad, la puerta se abrió, un joven estaba de pie mirándolos. Caminó lentamente hasta ellos mientras apretaba sus puños. Una chica más joven venía detrás, entró en silencio mirando a la pareja en la cama. Hizo un gesto de asombro y susurro. “Hermano… Ellos...” Se cubrió la boca guardando silencio.

El hombre que acababa de llegar ignoró a su hermana y sobresaltado bramó. “¡¿Cómo pudiste?!”. Gritó con todas sus fuerzas, su pecho subía y bajaba, la mujer empezó a negar con la cabeza. “No es lo que crees”. Ella intentó explicar.

El hombre furioso se acercó a ella tomándola del cuello, empezó a apretar con fuerza dejando marcas rojas en la piel. “¡¿No es lo que creo?!” Ella podía ver como los ojos del hombre ardían de furia. “¡Estás aquí desnuda con otro hombre! ¿¡Qué rayos me vas a explicar?!”.

Ella lloraba, le dolía el cuello, aunque mucho más era la angustia que sentía, las palabras se quedaban atoradas en su garganta sin poder salir, el hombre de la cama se levantó rápidamente amarrándose la sabana en la cintura, había buscado su ropa sin embargo no estaba por ningún lado. “¡La estas lastimando!”.  Agarró el brazo del hombre para que soltara a la mujer que estaba perdiendo el aire.

Furioso el hombre de traje soltó a la mujer para irse contra el hombre semidesnudo propinándole un puñetazo con mucha fuerza, este cayó al suelo mareado, la mujer estaba muy asustada quiso intervenir para que no pelearan. “¡No!”.  Ella intentaba tomar su mano, pero él la atrapó primero apretando su muñeca.

El hombre se burló. “¡Vas a defender a tu amante!”. Las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas, ese odio se convirtió en mucho dolor. “¿Por qué me hiciste esto? Te amaba, lo di todo por ti”.

“Emanuel… Por favor…” Ella suplicante negaba. “Yo…no…” Las palabras se quedaron atoradas en su pecho, ella todavía estaba desconcertada por toda la situación. Trató de acercarse a él para calmarlo sin embargo la lanzó haciéndola caer y con un gran alarido se escuchó retumbar toda la habitación la voz del hombre. “¡No quiero volver a verte en toda mi vida!”. Ella abrió mucho los ojos, lo estaba perdiendo. “¡No! ¡Emanuel!”.

Emanuel salió de la habitación, la mujer que lo acompañaba la miró en silencio y salió detrás de Emanuel.

Asustada ella tomó la sábana que la cubría y salió para alcanzarlo, pero fue inútil, ya había subido al elevador. “¡Espera! ¡Emanuel!”. Se dejó caer al pie de las puertas cerradas llorando desconsolada, dos empleados la miraban en silencio hablaban en voz baja entre ellos juzgando toda la escena y el cómo estaba semidesnuda.

Años después…

En el norte de México, Monterrey.

Universidad Antulio Alarcón. Famosa en la ciudad por su equipo de fútbol americano y porristas, estos han traído a la escuela sin fin de premios y campeonatos, tienen el mejor plan de estudios y asociaciones con empresas de alto nivel, que contratan a los egresados inmediatamente después de graduarse.

El lugar es un gran complejo, se construyeron edificios modernos y elegantes con un toque de antigüedad, la escuela fue fundada por el señor Antulio hace ya más de 25 años y ha ido creciendo de acuerdo con las necesidades del alumnado y docentes. Ahora tiene una gran área que está formada por dormitorios, aulas, canchas deportivas y gimnasios entre otros edificios para la cultura y bellas artes.

Es otoño, estación del año cuando el equipo de los Centuriones entrena más duro, los juegos finales de la temporada están por llegar, en la mitad de la cancha se preparan para su próximo juego, vestidos con uniformes en naranja, negro y blanco, los miembros del equipo practican las jugadas que tenían como finalidad para ganar de nuevo el campeonato como en años anteriores, eran los mejores en todo el país y traían del extranjero muchos premios.

La gente los amaba, los fanáticos seguían cada movimiento de los jugadores comprando todo tipo de souvenir y camisetas cada temporada, los patrocinadores eran las mejores empresas nacionales, todos querían que pareciera en el uniforme el logo de su negocio.

Se escuchaba el rechinar de los tacos cuando corrían y frenaban para poder anotar, sus cuerpos sudados chocaban en cada jugada mientras el entrenador y su gente pensaban y buscaban estrategias para poder anotar a su contrincante.

 No estaban solos, a la mitad de la cancha entrenaban también el equipo de las estrellas, eran las animadoras del equipo de los centuriones, también eran muy famosas y llegaban a traer premios de concursos internacionales.

 Las estrellas eran comandadas por la capitana Grecia Medina, una mujer de 24 años, alta, delgada, de cabello castaño oscuro y piel blanca, sus ojos cafés vigilaban la cancha, había sido la encargada de traer premios por más de 5 años consecutivos, amaba su trabajo y se dedicaba a entrenar a todas las animadoras con mucha dedicación.

 Ella desde la primera grada observaba con una mirada seria como la capitana Doris Valdez les remarcaba los pasos correctos a las estrellas, cada una y cada movimiento era examinado con cautela, cualquier detalle o mal paso era seguro que ella lo detectaba.

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