81. LA ÚLTIMA CENA.
Cuando Valeska abrió los ojos estaba en su habitación, en la de siempre, sintió su mundo girar de repente y el mareo volvió, su cabeza parecía que iba a estallar y entonces las palabras de Ivar golpearon su realidad.
“¡PERO NO VOY A SER UN COBARDE COMO TU MALDITO PADRE, QUE LE JURÓ AMOR A MI MADRE Y LA DEJÓ MORIR!”
Eso significaba muchas cosas, demasiadas, más de las que ella quería asimilar, pero tenía que aceptar lo que había dicho Ivar. Su pasado y el de Ivar estaban unidos y atados desde hacía mucho tiempo, eso era algo que ella no sabía, era algo de lo que no tenía ni la más mínima idea. O tal vez simplemente no lo recordaba.
—Señora, buenos días.
—¿Días? ¿Cuánto dormí?
—Le suministramos un calmante, por eso logró dormir toda la noche.
Valeska apenas si reconoció a la enfermera, era la misma que había cuidado de su abuela. Cerró sus ojos y nuevamente el recuerdo llegó aún más vivido.
Recordó la forma brusca con que Ivar la sostenía y esa mirada cargada de dolor, miedo y gru