Me las arreglé para dormir sin tomar las pastillas. Enviarnos
mensajes de texto con Drew no fue un desencadenante como temía que fuera. Realmente alivió el dolor en mi pecho y calentó mis entrañas. Me recordó a días mejores, a los días antes del accidente. Cuando éramos felices.
Cuando me despierto por la mañana, estoy en la cama, no boca abajo en el suelo, en el salón o en el sofá. Sé que son sólo pequeños pasos, pero en este momento, estoy listo para aceptar toda actitud de buen ánimo que pueda obtener.
Hecho el café, salgo y encuentro a Billy en la tienda esperando, con el cuchillo y el palo de madera en sus manos.
—¿Bebes café? — Pregunto, extendiendo la taza.
—Nah. — Sacude la cabeza. — Acabo de tomar una Coca-Cola antes de entrar.
Él está clavando ese cuchillo en la madera, creando una línea.
—¿Qué tienes ahí?
—No es nada. — Abre la mano y veo que el palo es ahora una suave, ballena amarilla tallada en madera.
Una de esas ballenas antiguas como Moby Dick, pero sigue sie