Capítulo 59 – Dominio y celos
Gabriel Montenegro no era un hombre que expresara fácilmente su gratitud, pero esta vez hizo una excepción.
Después de todo, Daniel había ayudado a sacar a Isabela adelante cuando él no pudo. Le había tendido la mano cuando Gabriel estaba tras las rejas, impotente y sin poder protegerla. Por eso, cuando se reunieron en su mansión para hablar sobre los movimientos financieros que habían salvado parte de su imperio, Gabriel hizo lo impensable: le ofreció la mano a Daniel.
-Gracias -dijo con seriedad, mirándolo a los ojos-. Te debo esta.
Daniel estrechó su mano con una sonrisa tranquila.
-No lo hice por ti, Montenegro. Lo hice por Isabela.
Gabriel sintió un ligero escalofrío ante esas palabras, pero no dejó que se notara en su rostro. Sabía que Daniel tenía razón. Todo lo que había hecho fue por ella. Y aunque Gabriel había ganado, aunque Isabela estaba a su lado, aún había algo que no podía borrar.
Daniel había tocado a su mujer.
Cada vez que su mente traic