PEQUEÑA REBELDE. CAPÍTULO 32. Una respuesta peligrosa
PEQUEÑA REBELDE. CAPÍTULO 32. Una respuesta peligrosa
Ranger contuvo el aliento al escucharla decir aquello y sus manos fueron de inmediato alcanzar su cara.
—Gabriella, mírame... Claro que eso no va a pasar, nadie te va a lastimar, escucha... —intentó convencerla, porque tranquila ya estaba por el medicamento—. Confía en mí, nadie te va a lastimar.
Ella abrió los ojos durante un momento y lo miró con expresión agotada.
—¿De verdad crees que importa a estas alturas? —lo increpó—. ¡Mírame, maldit@ sea! ¡¿Todavía no es evidente que el mal ya está hecho!?
Y aunque por un breve instante se notaba que había rabia y frustración en su voz, la verdad fue que pareció como si su cerebro simplemente se desconectara en aquel momento, y Ranger entendió que nada de lo que le dijera haría ningún efecto en ella.
Logró levantarla debajo de la ducha y no se atrevió a ponerse sensible, porque ella estaba mojada como un pollo en la lluvia y ya era de madrugada. La envolvió en una toalla grande y la desnu