CAPÍTULO 70. Un desastre compartido
CAPÍTULO 70. Un desastre compartido
Si era honesto, Elijah se consideraba un hombre bastante adulto y bastante falto de vergüenza como para ponerse nervioso por comprar una píldora del día después. Y el problema no era la pastillita en sí, sino que le recordaba lo mucho y lo poco que le había hecho a Lynett esa noche… y todo lo que quería hacerle después.
Así que terminó de comprar aquello con la cara más rosa que la píldora, y había que reconocer que la píldora era muy muy rosa.
Puso la cajita en manos de Lynett, y ninguno de los dos dijo nada mientras se dirigían a la casa. Ella leía el prospecto en la más absoluta concentración y él la miraba de reojo de cuando en cuando, como si no supiera cómo preguntarle lo que le estaba rondando la cabeza.
Llegar a la casa fue un alivio, pero Elijah se sintió aun mejor mientras la empujaba dentro de la casa y escuchaba aquellas palabras de su boca.
—¿Puedes…? ¿Puedes hacer que la gente se vaya? —preguntó y él la miró a los ojos.
Se veía demasia