CAPÍTULO 40. Encerrona…
Sofía:
—Porque aunque no lo quieras ver, siento un destello de celos en tus palabras —confirmó Benjamín, mirándome a los ojos fijamente.
En todo caso, preferí dar por concluida esta conversación y lo invité para que almorzara con nosotros. Este aceptó, por lo tanto, después de discutir algunos puntos y ponernos de acuerdo sobre ello, caminamos los dos hacia el jardín.
Al llegar ahí, encontré nuevamente a Rafael con mi madre y mis hijos, quienes iban llegando. Benjamín le saludó y esta vez, si se detuvo a observar el parecido extraordinario entre mis hijos y este. Solo pude apreciar, como los examinaba.
—Buenas tardes, Rafael —saludó Benjamín, extendiendo su mano— me alegro estés aquí ¡Bienvenido a Isla Paraíso!
—¡Gracia, Benjamín! Es la primera vez que vengo. Por lo que recorrí, con Estefanía y sus nietos, ¡es muy hermosa! Igual a sus mujeres —contestó él, pasando muy brevemente su mirada sobre mí.
—¡Hola, Sofía! ¿Cómo estás? —me preguntó, serio.
—¡Muy bien, Rafael! Me alegro d