—Bebe despacio, disfruta del momento de relajación. Esto no es una tarea con tiempo límite.
—Entendido —respondió Andrea, que no acostumbrada a beber, seguía mostrándose algo cohibida.
En ese instante, un hombre con máscara plateada se acercó por detrás de Vicente y le puso una mano en el hombro.
—¡Vicente! ¡Así que tú también estás aquí!
Vicente se volvió y, al ver que era Luis García, inmediatamente lo atrajo a su lado, pasándole el brazo por los hombros.
—El mundo es un pañuelo.
Luis se quitó la máscara. Era un joven apuesto, de edad similar a Vicente, pero su atractivo era diferente. Sus ojos curvados transmitían la calidez del chico de al lado.
—Tonterías, esto no es un encuentro casual, es el destino uniendo a los amigos.
Luis dirigió su mirada hacia Luciana: —El negocio de Luciana va cada vez mejor.
Luciana bebió un sorbo con evidente orgullo.
Luego, Luis observó a Andrea.
—¿Y ella es...?
Antes de que Vicente pudiera hablar, Andrea se adelantó, poniéndose de pie y extendiendo su