Los dos gritaban con voces muy altas, y de repente la sala del tribunal se llenó de alboroto.
La jueza golpeó la mesa con su martillo.
—Por favor, ambas partes mantengan la calma y respeten el orden del tribunal.
Salvador también se puso de pie y contuvo a ambos. Solo entonces los padres del acusado se calmaron y volvieron a sus asientos.
Tras concluir las declaraciones de ambas partes, comenzó la fase de alegatos.
Nora tomó la iniciativa.
—La parte acusadora acaba de mencionar que mi cliente sedujo a su hijo. Me gustaría preguntar, ¿exactamente qué conducta de mi cliente les llevó a tal malentendido?
La madre del chico fue la primera en responder.
—¿Hace falta decirlo? Cualquiera con ojos puede ver que llevaba una falda tan corta que casi llegaba a la raíz del muslo, con las piernas al descubierto todos los días. Mi hijo está en plena juventud, lleno de energía, ¿cómo podría resistir semejante tentación?
Al oír esto, Nora insistió:
—Entonces, según usted, ¿cualquier chica que lleve fa