⤝Gale⤞
La noche terminaba, y los primeros rayos de luz de nuestro dios Nibul se asomaban sobre el monte Oelo, tiñendo el cielo de un naranja cobrizo. Habíamos viajado sin descanso toda la noche, pero el rostro de Rain estaba marcado por el cansancio. Sus ojos, antes chispeantes, ahora pesaban como piedras. Sabía que no podíamos llegar a la aldea Cappa a plena luz del día, no sin levantar sospechas.
Nos detuvimos en una zona boscosa, a orillas de un río que cantaba suavemente mientras corría sobre las piedras. Apenas bajamos de los caballos, Rain se quejó, estirando sus brazos hasta que sus huesos crujieron.
—¡Mierda! Me duele todo el cuerpo. Nunca había viajado así —dijo con un suspiro, amarrando a los caballos con manos temblorosas.
La abracé por la espalda, sintiendo el calor de su cuerpo contra el mío. Deposité un beso suave en la curva de su cuello, aspirando su aroma a tierra y a la esencia del bosque.
—¿Quieres tomar un baño? Encenderé algo de fuego para que podamos co