Alfa Zefor arqueó una ceja, su mirada dorada llena de desdén.
Se detuvo también, girando ligeramente su torso para alinearse con ella. Su postura era desafiante, pero había un aire de control notable en su figura.
—Puedo oler tu irritación —le dijo ese macho, su voz baja y amenazante—. Si no te calmas, te cargaré sobre mi hombro y te llevaré de regreso a la mansión. No verás a los gemelos, y te volveré a encerrar en esa habitación.
La ira de Luna Adalet aumentó al recordar cómo el Alfa Zefor había destruido gran parte de su antigua manada, Susurros Nocturnos. Para terminarla encerrando, ahora él lo admitía.
"¿Así que él sí me encerró? ¡Maldito hijo de perra!"
Pensó la hembra rubia, furiosa.
Su corazón latía con fuerza, pero ella no podía permitir que su miedo la dominara.
—¡Eres un maldito despiadado, Zefor! —le gritó Adalet, acercándose a él con furia. Su voz temblaba de rabia mientras levantaba la mano, como si estuviera a punto de abofetearlo—. Eres una bestia cruel, y n