¡¡¡BOOOOOOM!!!

Lala cayó.

Su cuerpo lobuno atravesó el círculo de símbolos arcanos que brillaron bajo sus patas, y al siguiente parpadeo, todo desapareció.

Ya no había bosque, ya no había árboles, ni barro, ni la voz desesperada de Connie gritándole su nombre.

No había sonido, ni lluvia, ni luz.

Solo… Oscuridad.

Una que parecía tragarse hasta los pensamientos.

El lodo fue reemplazado por tierra reseca y agrietada, de un color negro intenso, como si estuviera hecho de carbón pulverizado. El cielo era denso, de un gris enfermizo, con nubes que no se movían, no soplaba el viento, no se escuchaban pájaros, ni los insectos.... Ni absolutamente nada.

—Grrhh… —Lala rugió levemente, su pelaje empapado por la humedad del hechizo. Se incorporó despacio, los músculos temblando.

La respiración era difícil. Como si cada aliento quemara los pulmones, como si el aire estuviera lleno de cenizas invisibles.

Frente a ella, a los lados, detrás… el paisaje era idéntico, solo... deso