✧✧✧ En la frontera sur del territorio de la manada Garra Dorada. ✧✧✧
Las pisadas de Gael crujieron sobre la maleza del bosque.
Avanzó entre los cuerpos tirados en el suelo: lobos de la manada Susurros Nocturnos, vencidos, inconscientes, algunos gimiendo, otros atrapados bajo raíces mágicas que aún vibraban con luz blanca.
—Tsk… —chasqueó la lengua al pasar junto a uno de ellos, un joven lobo de pelaje oscuro que temblaba de fiebre mágica—. Ni siquiera llegaron a cruzar la línea de los árboles, patético.
Gael se agachó frente a una de las trampas aún activas. Una red de raíces gruesas y brillantes, que pulsaba lentamente.
Gael sonrió.
—Funcionaron mejor de lo que esperaba…
Tocó con dos dedos la energía que emanaban. Sintió cómo respondían a su toque como si fueran parte de él, eran…. Él las había sembrado con su magia.
—¿Y Zefor? —murmuró al viento—. ¿Ya le arrancaste el hocico a ese bastardo de Malcon?, más vale que lo estés destrozando…
Se giró y desapareció en la