Evelyn
Me han encerrado.
Me doy cuenta de esto en el instante en que la puerta del congelador se cierra detrás de mi y escucho las risas de la parte de afuera.
Intento calmarme, me digo a mi misma que simplemente estén queriendo burlarse ahora que he vuelto a estar en su merced, pero en algún punto deben dejarme salir.
Sin embargo, eso no pasa.
Mis manos golpean la puerta con fuerza y mis gritos llenan el lugar al tiempo que el frío comienza a invadirme por completo.
Intento que mi lado de loba tome el control, que mi poder salga de aquí, pero desde hace días que es como si se hubiese dormido.
—¡Hey, no es gracioso! abran la puerta!—Lo único que escucho son risas del otro lado.
Entonces una voz femenina que no reconozco muy bien, se escucha por encima de las demás cuándo dice:
—Abrigate bien, mugrosa.
Es entonces cuándo el verdadero infierno comienza, solo que en este caso es un infierno congelado.
No sé cuánto tiempo duro gritando hatsa que siento mis energias ir cayendo y mi cuerpo