Capítulo 140: Estado demente.
El avión despegaba, y pronto aquella enorme máquina de acero, se encontraba en el aire para salir de aquella ciudad que no le agradaba. Giles observaba a los humanos que viajaban también hacia aquel país del otro lado del mundo, y su desagrado no podía ocultarse.
—Señor Levana, ¿Quiere que le busque un café o alguna otra cosa? — cuestiono Émile notando la molestia en el rostro del hombre lobo que había cambiado su vida y la de sus hermanos menores.
—No. Pague una pequeña fortuna para viajar en primera clase, esas mujeres deberían servirnos lo que requerimos. — respondió el lobo blanco apuntando hacia las azafatas.
Émile sonrió. —Nunca creí que conocería Estados Unidos, y aun sigo sorprendido por la rapidez con la que ha conseguido toda mi documentación y la de mis hermanos. — respondió el joven que ya no tenía el aspecto de un vagabundo.
—No te sorprendas tanto, para alguien como yo estos asuntos son solo trivialidades. — respondió el lobo blanco.
Mirando hacia la ventana, Giles recor