-Bueno clase, ya pueden retirarse, los veré la próxima.
La hora terminó y suspiro: gracias a la Diosa que la madre de Yhoseline no dicta más clases aquí, la verdad es que prefiero a su reemplazo todos los días de mi vida. La profesora Tulsi es una verdadera bendición para mí, poder cursar sin que tenga que preocuparme de cada cosa que digo o hago, es un alivio. Además, no siento que me asesine con la mirada durante las dos horas que dura la clase, por lo que me ayuda a poder estar más relajada y así prestar realmente atención.
Sin embargo, cuando estoy por terminar de guardar todo, una sombra cubre mi escritorio y alzo la mirada con curiosidad, solo para encontrarme una joven de no más de dieciocho años, quien me observa con ansiedad, como si no supiera qué decir.
-Ammm... ¿puedo ayudarte?
-Yo... lo-lo siento Luna, pero...
-Tranquila, respira profundo, pareces nerviosa, tómate tu tiempo.
Ella siente y traga con cierta dificultad antes de sentarse en la silla del otro lado de mi mes