Nina me mira como si me hubiera vuelto completamente loca y, quizás, realmente lo esté, pero si pienso en lo que dijo hace a penas unos segundos, quizás es la decisión correcta.
-No tenía otra opción, luché con la madre de la rubia y ella...
-Tiempo fuera, tiempo fuera, tiempo fuera, ¿cómo es eso de que peleaste con la madre de la rubia? ¿Por qué? ¿Qué más pasó y no me has dicho todavía?
-Lo siento, formaba parte de todo este problema y no me pareció tan relevante...
-¿Cómo carajo se te ocurre que no es algo relevante? Peleaste con una loba de aquí, y lo que me molesta no es que lo hayas hecho, sino que no me hayas avisado para que estuviera ahí para cuidarte la espalda y para hacer apuestas. Habría ganado una fortuna sin duda si hubiera apostado a que le ibas a patear el trasero.
-¡Nina!
-¿Qué? Es la verdad... Desde que tienes a Luana, nadie ha podido derrotarte jamás, y ésta no iba a ser la excepción, podría haber lucrado muy bien. Incluso desde antes de que tu loba apareciera, so