Punto de vista de Ryan
Tener que tolerar a mi madre comenzaba a hacerse cada día una tarea titánica, al punto en el que terminé bloqueándola del WhatsApp y en general, porque me tenía harto.
Ese viernes, mi padre, en calidad de accionista mayoritario de la Corporación Daft, y yo, como el CEO de la empresa, arribamos con Morgan a la sede del Grupo Maier para una jornada de discusiones sobre los futuros tratos entre nuestras empresas.
Afuera, en una gran muestra de cortesía, Blake y Oliver nos esperaban, junto a algunos empleados menores.
El pelirrojo hoy lucía particularmente guapo, con su traje de tres piezas, la corbata negra y el cabello bien peinado.
—Buenos días, señor Daft, Ryan, Morgan —saludó y le ofreció la mano a mi padre.
—Muchacho, buenos días. —Papá aceptó el apretón y respondi&o