Punto de vista de Ryan
Después de salir de la casa de mis padres, me subí a mi auto y arranqué lejos de ahí.
Anduve algunas calles y llegué a una casa que conocía bastante bien. Blake vivía al otro lado del barrio, y me detuve frente a su vivienda, metiéndome en el aparcadero exterior.
Apagué el motor y bajé, llegué al pie de las escaleras y, en ese momento, chasqué con la lengua. ¿Por qué demonios ni siquiera lo llamé?
Bueno… ya era tarde, estaba aquí.
Subí los escalones a paso rápido y toqué el timbre.
Metí las manos a los bolsillos y resoplé. La cabeza me daba algunas vueltas al pensar en lo que pasó con mi madre y, a pesar de que no quería centrarme en eso, era inevitable. ¿Qué demonios le pasaba a esa mujer?
La molestia se me subió en un segundo, y apreté los dientes sin poder evitarlo.
Escuché la cerradura abrirse, y encontré unos ojos muy curiosos casi enseguida.
—¿Ryan? ¿Qué haces aquí? —preguntó Blake con sorpresa, pero abrió la puerta.
Fruncí los labios y resoplé.