Punto de vista de Blake
Ryan era un hombre extraño, complicado y curioso.
Pasé la última semana pensando en dejarlo ir, en que eso era lo justo, en que no se merecía seguir sufriendo y padeciendo por mi culpa… Él necesitaba un cierre, eso era lo que creía, que quizás nunca podría olvidar esto y… que tal vez lo justo era solo dejarlo ir y que hiciera lo que quisiera.
Pero Ryan Daft era un hombre independiente de treinta y tres años que podía tomar sus propias decisiones, y decidió no hacerme caso.
Para ser sincero, no tenía ni la más mínima idea de cómo debía sentirme. Mientras caminábamos a la habitación principal de esta gran casa, mi cabeza se hallaba llena de preguntas y cuestionamientos, de dudas y muchas emociones encontradas.
Él abrió la puerta y pasamos, cerró y solo me guio hasta la cama. Sabía bien lo que deseaba hacer, y por supuesto no me opondría a eso, pero… ¿de verdad estaba de ánimos?
La conmoción daba vueltas en mi cabeza todavía cuando me senté sobre el suave colchón