Me había pues acorralado hasta el punto de no tener más opciones.
Suspiré entonces y fui a buscar a Dante, queriendo despedirme de él por última vez.
Con la personalidad de Alejandro, sabía que nunca más tendría la oportunidad de ver a él y a Joselito.
Sin embargo, justo cuando me acerqué, antes de que pudiera decir algo, Dante se me acerco y dijo:
—Cariño, hay algo importante que necesito que hablar contigo, pero prométeme por favor no lo tomaras a mal.
Tragué las palabras que tenía en la boca:
—Dímelo.
—Bueno, nunca te he contado pero mi papá en realidad es el presidente de Rossi Gold Global... Pero, primero que nada, no lo oculté a propósito.
—Mis padres al principio no aprobaron nuestro matrimonio; querían que me casara con alguien de otra empresa, y por eso les deje de hablar. Cuando tenías depresión severa, temía que la actitud de mis padres te afectara, así que mentí diciendo que ya no estaban vivos.
Dante me limpió las lágrimas:
—Durante estos dos últimos años han recapacitado