Brahim se subió sobre Karla que estaba acostada de espalda en la cama, vistiendo en ropa interior mientras que él tenía sus abdominales al aire libre. La besaba con ferocidad y sus manos exploraban las profundidades de su cuerpo. Sin embargo, había un problemita, Brahim no conseguía encender su libido. La razón: no era la mujer que deseaba en su cama. Karla era hermosa y una experta de los placeres lujuriosos, aun así se hacía insuficiente para el mafioso, y es que le faltaba el toque de lo prohibido. No quería placer, quería a Bethany.
La mujer de su hermano se aparecía en su imaginación planteándose en el lugar de Karla. Para Brahim era decepcionante abrir los ojos y no encontrarse a la pelirroja debajo de su cuerpo y por más que se esforzaba en disfrutar de la realidad, la fantasía se hacía más provocativa. Podía sentir la suave piel de Bethany cuando sus dedos acariciaban a la otra, podía advertir su fragancia y saborear sus labios. Bethany estaba anclada en su mente.