Un ron en las rocas deleitaba el exquisito paladar de los Tonali. Estaban en la bodega de la mansión, bien acomodados en sillas con una plática amena y el reloj más cerca de la media noche que del atardecer. Brahim no había vuelto a la casa luego de aquel día en el que Bethany lo agredió de manera tan espontánea y sumamente rara. Se rió con ganas cuando Ciro le comentó las razones del por qué había actuado de tal manera. Mucho le había durado el paripé.
-Eres un idiota. –Le dijo Ciro por su falta de empatía. Brahim se encogió de hombros.
-¿Qué esperas que te diga? No podía salir de otra forma. Supongo que no está contenta.
-Me echó de la habitación. –Brahim volvió a romperse en risa. Ciro se terminó su ron en un solo trago ahogando cuantas cosas tenía para decirle al cretino que tenía en frente. –Para ya de reírte y dime qué más le has insinuado de Anne, lengua suelta.
-Nada. No he hablado con ella desde que me agredió. –Dijo bebiendo de su copa.
-Pues algo sabe.
-¿Por qué lo dices?
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