Capítulo 29
«¿Una alarma?».

¡Rayos!

Me incorporo azorada buscando de donde viene el ruido y luego me encojo porque me duele todo, sobre todo entre los muslos y es suficiente para que vengan en tropel todos los álgidos recuerdos de la noche sobre que lo causó. Ya había despertado así, pero no lo resentía tanto como ahora.

Oliver y yo.

¡Mierda!

«Lo hicimos».

No puedo evitar reír con esa realización porque en parte fue bastante raro, pero no estuvo para nada mal. Eso me hace buscarlo. Miro a mi alrededor y no le veo por ningún lado. Venciendo el rezago en mi cuerpo de la noche bajo de la cama para apagar la alarma. Es la que coloco para levantarme temprano. Él teléfono está en mi bolso, pero el sonido que produce es suficiente para que lo escuche. Me percato que estoy desnuda al completo, así que me cubro con la sábana y termino con el ruido.

Afuera en la sala escucho que cierran la puerta y con mi teléfono en una mano y la otra sosteniendo la sábana salgo de la habitación. Me detengo en seco
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