Capítulo 5

MAURICIO DURAND:

Esto no podría ser peor, porque justo ahora tenía que aparecer.

《 ...¿Anastasia lo vio? 》

- ¿Qué carajos? - la voz tenebrosa de Dionicio me altera.

《 ¡¡Mierda!! 》

Lo grave aquí no es que mi nieta lo alla visto, si no que el la vea a ella.

- ¡Vete de aquí! Este no es el mejor momento — le gruñó enojado antes de que empiece a atar cabos.

- ¿¡Quien es ella!? - me devuelve el gruñido mucho más enojado sacando conclusiones por el inmenso parecido que tienen.

Cualquiera que allá conocido a Dionicio cuando era adolescente se daría cuenta.

- ¡Que te importa! - no me dejo intimidar negandome a confesar la verdad y termine por arrebatarmela.

Su rostro se distorsiona tomando una mirada siniestra.

- ¿Donde esta Elena? - su forma de verme es aterrador

《 ¡¡CARAJO!! 》

Me quedo helado ante esa pregunta.

- ¡Eres sordo! ¿¡Dónde está Elena!? - me grita autoritario mientras me mira con desprecio.

《 todo esto es tu culpa... 》

Mi semblante se vuelve sombrío y el resentimiento retenido ya no la puedo ocultar.

- Maldito no tienes derecho a decir su nombre - sin poder aguantarlo más salto a golpearlo tirandolo al piso.

Con la sangre hirviendo de la ira por todos estos años que se río en mi cara lo golpeo sin darle chance a defenderse.

- Tocaste a mi hija mal parido - le doy otro fuerte puñetazo pero el desgraciado me esquiva y me devuelve el golpe dándole vuelta a la situación.

Pierdo la poca cordura que me quedaba empezando a golpearlo con todas mi fuerzas acertando algunas puñetazos que le rompen la nariz pero mi fuerza no se compara con la suya, que es mucho más joven, y lo demuestra dandome un golpe que deja desorientado para luego tirarme lejos de una sola patada.

《 ¡Este maldito es muy fuerte! 》

Arrodillado en el suelo veo a Dionicio levantarse como si nada del suelo y se limpia la sangre mirándome fijamente.

- Mauricio por nuestra amistad te advierto que esta sera la última vez, confiesa que estas ocultando o te mato y voy tras ella para averiguarlo yo mismo - me amenaza controlando su enojo.

Mi cuerpo tiembla instintivamente sabiendo perfectamente que no miente, él no dudará en matarme.

《 ...Prométeme que nunca se lo dirás 》

Apreto mis puños recordando la promesa que me hizo hacer Elena, la cual me ata de manos.

Pero ya es tarde esta situación ya se salio de mis manos.

- ¿Amistad? — mi sangre hierve de ira e impotencia — El bastardo de m****a que no le importo que Elena fuera mi única hija, me habla de amistad.

- ¡¡TE VOY A MATAR!! - le grito llendo denuevo por él, pero me agarra de la cabeza y me da un rodillaso antes de poder darle otro golpe en la cara.

Caigo en el suelo una vez más y con todo el cinismo del mundo hace una mueca desviando su mirada como si diera lastima.

《 Apesar de los años sigue siendo el mismo Diablo 》

- Esa niña es mi hija — no lo pregunta, lo afirma — ¿¡Donde esta Elena!? — me vuelve a preguntar con un semblante que me hace sudar frío

《 Perdóname hija, ya no puedo ocultar la verdad 》

Pido perdón por no poder cumplir con su voluntad y vuelvo a poner de pie frente al culpable de todo esta desgracia.

- Elena esta muerta — le confiezo recordando su rostro demacrado por el cáncer que me destroza el corazón

— Tu no tienes vergüenza ni honor, eres una basura que no se merece ni siquiera repetir su nombre porque seria como ensuciar su memoria — le digo con dureza.

Mis duras palabras lo sacuden haciendo que sus ojos grises se cristalicen y por primera vez después de 40 años lo veo derramar una lágrima. El despiadado mafioso que gobernó el bajo mundo desde los 20 años estaba frente a mi conmocionado ante la noticia de la muerte de Elena.

- No puede ser verdad — mira a un costado desconcertado — ¿Cómo pasó? — pregunta con dolor.

《 ¿Es este el mismo Dionicio Lancaster que conozco? 》

- No te mereces saberlo, tampoco conocerás a esa niña — le dejo las cosas claras — Ella no es como tú, es inocente y no dejaré que tu maldad la ensucie y ni menos que la lastimes.

《 No pienso repetir la misma historia con mi nieta 》

- ...tú no decides eso - respira profundo volviendo a ser el mismo despiadado de siempre — Si te atreves a esconderla mi o de siquiera sacarla de Londres, te entierro vivo con mis propias manos — se da la vuelta dandome la espalda y va directamente hacia la salida.

Pero detiene sus pasos antes de cruzar el umbral de la puerta.

- Nunca le hice daño a Elena — sus palabras solo me enfurece más — Ella era especial para mi — lo dice con un tono suave como si no me lo digiera a mi y de la misma forma que vino se marcha cerrando fuertemente la puerta.

- Maldito - golpeo fuertemente el suelo lleno de impotencia

No pude hacer nada contra el, soy un fracaso de padre.

《 Perdoname hija 》

- Abuelo - la dulce voz de Anastasia suena a un costado

Volteo a mirar el pasillo que da hacia las escaleras notando a mi nieta parada en el umbral con el rostro lleno de lágrimas.

《 ¿Desde hace cuanto está hay? 》

- ¡Abuelo! - corre hacia mi, hecha un mar de lagrimas

Se tira a abrazarme fuertemente mientras no deja de llorar.

- ¿Estás bien? Estás muy lastimado - alza la mirada pero apenas y puede verme de tantas lágrimas

Es cierto no puedo dejarme vencer, ellos dependen de mi.

Acaricio su cabeza con todo el cariño que me nace — Estoy bien, sería de hierro por ti mi pequeña nieta — la abrazo queriendo calmarla

《 ...no voy fallarte nunca más 》

ANASTASIA:

Me aferro a mi abuelo con miedo de perder al último familiar que tenemos.

《 ¡Ese maldito hombre! 》

Senti una gran impotencia por como lo golpeo sin piedad, que casi terminó interviniendo pero me deje paralizada ante su mirada feroz que aunque en un momento me sonrío un escalofrío corrió por mi cuerpo impidiéndome reaccionar.

Apoyo al abuelo sobre mi hombro y lo ayudo a levantarse.

- No es necesario que me ayudes - trata de hacerse el fuerte empezando a caminar hacia adelante

Lo veo irse hacia las escaleras pero es evidente que esa pelea fue mucho esfuerzo para alguien de su edad.

《 ...debí intervenir 》

Ahora entiendo porque mi madre nunca me habló de él.

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