Caminamos de la mano hacia donde estaban el resto de los chicos. Para mi agrado mis amigas ya habían vuelto de la ciudad y todos estaban sentados alrededor de la fogata.
Aunque estaba muy feliz, no pude evitar sonrojarme al notar las caritas de alegría y asombro de los demás al vernos así, Jesua pudo notarlo enseguida y simplemente hizo que me sentara a su lado y me besó de forma tierna frente a la mirada de los demás confirmando el comienzo de este romance.
Los aplausos y gritos no se hicieron esperar, sabía que todos esperaban este momento, me sentía más que feliz de que mis amigos nos apoyaran y de que él no tuviera miedo de demostrar lo que sentía bajo sus miradas.
El día culminó en armonía, todos nos fuimos a acostar muy tarde, y a la mañana siguiente decidimos levantar el campamento e irnos un día antes porque se avecinaba una fuerte tormenta, luego de recoger todo nos pusimos en marcha para regresar a la uni.
Las vacaciones habían terminado, fueron días de muchas aleg