Otra contracción la golpeó, dejándola sin aliento. Cuando finalmente pasó, se encontró con la mirada de Ray.
—Sé que tienes que decírmelo, pero creo que merezco saberlo. Me dejaste justo después de decirme que querías una relación y de saber que venían dos; eso no es muy formal de tu parte.
—Lo siento, Janeth —se llevó la mano de ella a los labios—. Sé que no hay excusa para haberte dejado...
—Ni siquiera sentiste las patadas de los bebés —Agarró su mano, y la apretó contra su vientre, puesto que ellas se estaban moviendo como locas.
—Tan increíble —Se inclinó y le besó el vientre—. Tenía que cambiar.
—¿Cambiar? ¿Qué quieres decir?
Ray suspiró y continuó de mala gana.
—Desde el día que nos conocimos, te has enfadado conmigo porque me dedicaba a cualquier bajeza que se me presentaba. Necesitaba cambiar esa imagen. No podía ser esa clase de padre.
—¿Por eso aceptaste todos los casos Pro Bono?
—Sí, al principio —se encogió de hombros—. Pero después de Lisa, me sentí bien ayudand