70. Audiencia con el Rey
El portal dorado del Imperio de Aryndell se abrió con un crujido que sonaba casi ceremonial. Frente a Dayleen se alzaba una ciudad construida en mármol blanco, con puentes suspendidos sobre canales de agua cristalina y jardines altos que colgaban de terrazas esculpidas con piedra volcánica, muy difícil de conseguir.
No se parecía a nada que hubiera visto antes. Los ventanales amplios dejaban que la luz del sol se reflejara y alumbrase todo el reino, los colores amarillos, verde, rojo y azul predominaban ahí, el color de los cuatro elementos.
Sus pasos resonaron con suavidad sobre el suelo bruñido mientras los escoltas la conducían hacia el corazón del reino. La gente la miraba desde las aceras, algunos con reverencia, otros con curiosidad. Nadie murmuraba en su contra. Nadie la señalaba con desdén.
Se sentía… bienvenida. Podía verlo en sus ojos que estaban emocionados por recibirla, algunos ancianos probablemente tenían esas suficiente para haber escuchado a sus padres contarles