Bella…
Ace me miró con cara de diversión. “Pensé que ibas a matarlas”. Parecía decepcionado de que no las hubiera matado.
Dio un paso adelante y sus ojos se posaron en el collar que la zorra me había arrancado del cuello.
“No te preocupes, lo repondré”, dije mientras miraba el collar.
Todo lo que quería hacer ahora era regresar a mi habitación de hotel y dormir. Los párpados me pesaban cada vez más.
“Parece que te vas a quedar dormida en cualquier momento. Ven, déjame enseñarte la habitación de invitados donde te alojarás esta noche”.
Fruncí los ojos mirándolo. “¿Qué quieres decir?”. Iba a volver a mi maldita habitación de hotel. De ninguna manera iba a dormir aquí.
“Ahora eres mi esposa y la mayoría de la gente sigue aquí. Se verá mal si te vas de aquí sin tu esposo”.
Tenía razón. La gente hablará de mí durmiendo en una habitación de hotel en lugar de la casa de mi esposo.
“Probablemente debería decírselo a Val y a los demás”. Me levanté de la barra y empecé a marcharme, pero