No se trataba del momento más oportuno para confrontar la ira de un hombre que se sentía traicionado. Y mucho menos si ese hombre era Jared Cavalier.
Rossie se hallaba completamente desnuda, sumergida en aguas perfumadas, salinas y tibias, con los audífonos puestos a todo volumen y con una loción astringente de naranja y vainilla que apenas si le dejaba mover las mejillas para que no se le cayera.
En esas circunstancias, tuvo que hacerle frente al amor de su vida, y a la supuesta traición de la que este acababa de acusarle.
Porque le había reprochado –sin decírselo– de tomar sin su permiso el cuadernillo verde de Adalyn Fernández-Cavalier para escribir su serie de N*****x sobre lo que fuera que estuviera contenido ahí.
Y que trataba sobre la forma en la que El Emperador de las boybands había hecho de las suyas en su juventud y primera adultez.
Y eso a nuestro Jared no le hacía ni la más mínima gracia.
–Encontré ese cuaderno en mi escritorio hace más un mes, antes de tu internamie