Por primera vez en dos días pudo realmente descansar física y emocionalmente mientras dormía, lo cierto es que contar con Josh ahí y tener la posibilidad de contarle toda su verdad luego de tantos años, había ayudado bastante. Pero dormir para siempre nunca podría llegar a ser una opción
— ¿Isa? — escuchó entre su adormilamiento que daban suaves toques a la puerta, pudo reconocer la voz de Zuri
— Pasa— respondió con voz rasposa por el repentino despertar. La mujer no tardó demasiado en cruzar el umbral de la habitación
—Te traje desayuno—
— Dios… Ni siquiera te escuché entrar— comenzó a desperezarse lentamente, peinándose el cabello con los dedos
— Imaginé que estarías muy cansada, por eso no quisimos molestarte y no te lo traje más temprano—