Capítulo 28: Hasta aquí
El departamento estaba envuelto en sombras.
Las luces apagadas.
 Las cortinas corridas.
 La penumbra convertía cada rincón en un eco de su silencio.
 En la cocina, Alejandra sostenía una taza entre las manos temblorosas.
 El agua hervía con un silbido agudo que parecía gritar lo que ella aún no se atrevía a decir.
Respiró hondo.
 Una, dos, tres veces.
 Como si en el vapor pudiera encontrar valor.
 Como si ese pequeño ritual la anclara a algo que no fuera miedo.
Detrás de ella, en la sala, Rodrigo cambiaba de canal con la misma indiferencia de siempre.
 Reclinado en el sofá como si le perteneciera.
 Como si ella le perteneciera.
Demasiado cómodo.
 Demasiado presente.
 Demasiado… invasivo.
Alejandra giró, con el corazón latiendo como un tambor de guerra en su pecho.
 Caminó con pasos lentos, pero decididos.
 Cada movimiento era una batalla interna.
 Cada palabra que iba a pronunciar, una liberación largamente postergada.
—Tenemos que hablar —dijo al fin, con la v