Parece que Ethan no escuchó.
En los días siguientes me lo crucé en todas partes.
Llegué a sospechar que me seguía.
No quería verlo; rechacé todas sus invitaciones y devolví sus regalos sin abrir.
Para entonces, Miles y yo acabábamos de confirmar que éramos pareja.
Miles le tomó una hostilidad enorme.
Cada vez que lo veía me apartaba y no ocultaba sus celos ni su afán de protegerme.
Hasta que un día Ethan interceptó a Miles fuera del campus y le propinó una paliza; entonces fui a buscarlo para aclarar las cosas.
No entiendo qué piensa: él fue quien no quiso conformarse conmigo y salió a probar con otras.
Y ahora se aparece fingiendo amor, perturbando mi vida.
Cuando supo a qué iba, Ethan perdió el control.
—¿Desconfías de mí, Cynthia? No fui yo quien mandó golpearlo; mis chicos pensaron que debían darle una lección.
Lo miré seria y fui directa.
—Haya sido o no tu orden, terminó afectando mi relación. No vuelvas a cruzarte en nuestro camino.
Fue como si un rayo lo partiera.
—¿Novio? ¿Ya