Al volver a casa, Samira se da cuenta de mi estado ni bien paso por el umbral de la puerta, estoy muy triste y desolada, nunca creí que ver a Yahil en ese estado me iba a afectar tanto.
-¿Qué pasó? - pregunta preocupada acercándose a mi para que nadie escuche.
-No está bien - respondo casi al borde de las lágrimas - está muy mal...
-No llores, hermanita - susurra intentando consolarme - sí te ven que estás llorando se darán cuenta y tendras problemas, corre a tu cuarto y guarda tus lágrimas para la noche, es el mejor momento nadie te escuchará.
-Sí, lo sé.
-Ve a tu cuarto...
Subo casi arrastrando los pies por el piso, me cambio de ropa pero sigo con la mente metida en esa escena deprimente y desoladora de Yahil en el hospital y me produce un nudo en la garganta, quiero llorar pero sé que todos se darían cuenta y me obligarían a contar la razón de mi tristeza y eso sería obviamente con resultados fatídicos, así que prefiero bajar y disimular lo mejor que puedo mientras terminamos la com