Los besos siguieron, pero no fuimos más allá. Creo que ambos estábamos demasiado cansados para hacer otra cosa, pero al menos pude disfrutar del calor que desprendía su cuerpo toda la noche. Se había quedado dormido en mi pecho, como un niño pequeño. Yo por otro lado solo disfrutaba de darle leves caricias en su rostro, cabello y sentir sus brazos a mi alrededor. Era realmente maravilloso sentir su perfume y verlo dormir.
No sé en qué momento me abre quedado dormida, pero me desperté al sentir unas caricias en mi cabello que iban bajando lentamente, haciendo que mi piel se encendiera a su paso.