— ¿Crees que será feliz si te vuelve a ver? ¿No quieres verla feliz? Déjala vivir.
Theo asintió y se sentó en el suelo, se llevó las manos al rostro y como un pequeño niño se dejó llevar por el llanto.
Adam caminó hacia él y lo observó. Se colocó de cuclillas frente a él y le dio unas pequeñas palmadas en el hombro.
—Lo siento... lo siento por hacerte daño, solo quiero lo mejor para ambos. No creo que estés listo para verla y no creo que ella necesite recordar el dolor del pasado.
—Yo le hice una promesa —susurró Theo, se pasó la mano por la mejilla y se limpió las lágrimas. — quiero ver a