Aurora observó con atención el lugar, sonrió ampliamente y asintió antes de llevarse las manos a la cadera.
—Me sorprendes.
—Sabía que te gustaría, nunca tuviste tiempo de tener una cita así, ¿Cierto?
Aurora negó suavemente y sonrió al sentir la pequeña corriente de aire recorrer el lugar.
— ¿Cómo es qué sabes lo que quiero?— preguntó ella.
—Bueno... probablemente te conozco muy bien, eres como una pequeña niña y sabía perfectamente que te encantaría venir a este lugar.
— ¡Quiero subir ahí!— dijo